Prensa | 07/12/2017

Simulacro de juicio por jurado en la Ciudad

La actividad se llevó a cabo en la Comuna 9 y contó con la presencia de las autoridades del Consejo de la Magistratura de la Ciudad

Son las cinco y cuarto de una tarde calurosa en el barrio porteño de Mataderos: algunos vecinos ya ingresaron al salón de la Asociación de Socorros Mutuos, la jueza lo hará en un rato. En la puerta, un asistente del Consejo de la Magistratura de la Ciudad, el órgano que administra el Poder Judicial, le pregunta a cada persona: “¿Sos jurado?”. Cualquiera podría serlo. Está por comenzar el segundo simulacro de juicio por jurado, el sistema de juzgamiento en el que los ciudadanos deciden la culpabilidad – o no culpabilidad – de un acusado de un delito grave con pena mínima de 8 años, de los homicidios simples en adelante. Sin embargo, este y los demás simulacros se basarán en casos hipotéticos que sólo podrían ser juzgados por jurado si así lo pidiera el acusado y su defensa porque tratan delitos con penas más bajas, como el de hoy: usurpación, con una pena de prisión de seis meses a tres años.

Adentro, la fiscal Andrea Scanga habla enérgica con cuatro personas sentadas a su alrededor. Al pie del escenario, Norma, que en breve oficiará de testigo de la defensa en la causa, escucha con atención las instrucciones del defensor Diego Calo Maiza.

–  Me parece muy buena la idea. Yo tengo una amiga que vive en Estados Unidos y allá se hacen mucho estos juicios. Con este sistema sería mucho más rápido- dice Norma, que es jubilada y se enteró del simulacro en sus clases de teatro.

El juicio por jurado que se busca implementar en la Ciudad es el modelo anglosajón. Doce ciudadanos elegidos por sorteo determinan la culpabilidad o no culpabilidad del delito. Previo al veredicto, un juez técnico establece la ley en disputa y la pena que se aplicaría. Este sistema está previsto desde la Constitución Nacional de 1853 y en la Constitución de la Ciudad. Recientemente se incorporó el sistema en las provincias de Buenos Aires y Neuquén. En Córdoba existe desde 2005.

La sala se llenó. El juicio va a comenzar. La titular del juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas n° 31 de la Ciudad, la jueza Susana Parada, toma la palabra. “Estoy convencida de que el juicio por jurados es lo que tenemos que tener todos los vecinos de la Ciudad”, dice.

El delito que se juzgará en este simulacro es el de usurpación: un ciudadano uruguayo está acusado de romper el candado de una casa e ingresar con sus valijas. Más allá de que se trata de un caso hipotético pensado especialmente para la simulación, este delito que tiene una pena de seis meses a tres años de prisión no podría ser juzgado directamente por un jurado de ciudadanos. El proyecto de ley que el Consejo de la Magistratura presentó en 2014 en la Legislatura porteña estipulaba que obligatoriamente serían juzgados por jurados todos los delitos con una pena mínima de ocho años en prisión, es decir, de los homicidios simples en adelante. Para el resto de los delitos menores, el juicio por jurados es opcional.

Gabriela es joven, trabaja en la Defensoría y representará el rol de testigo.

–  Me parece una propuesta interesante poder darle participación a la ciudadanía en cuestiones que le son propias. Que puedan hacer valer su opinión.

–  ¿Sabías que los delitos que se juzgan con el sistema de jurados son los más graves, que tienen pena de prisión?

–  Ahí es difícil. Hay mucho en juego, es la libertad de una persona: puede ser un homicida suelto o un inocente preso.

A diferencia del sistema de juicios por jurados que se implementó en Buenos Aires, donde el imputado puede renunciar a ese juzgamiento y tener un juicio tradicional, en la Ciudad el Consejo de la Magistratura buscó hacerlo obligatorio para todos los delitos graves. El proyecto de ley presentado en 2014 en la Legislatura por el entonces presidente del órgano, Juan Manuel Olmos, perdió estado parlamentario. Este año, la legisladora porteña de la Coalición Cívica Paula Oliveto Lago presentó un proyecto muy similar al anterior; la diferencia es que le suma la posibilidad de hacer jurados de seis para casos menores. Pero la obligatoriedad para el juzgamiento de delitos graves por jurados persiste en las iniciativas. Sin embargo, el juzgamiento de esos delitos permanece bajo la órbita de la Nación.

“Los delitos como usurpación no entrarían en el sistema de jurados”, explica la consejera Silvia Bianco. Y agrega: “En el juicio por jurado entrarían los delitos que se logren traspasar con la transferencia de competencias de Nación a la Ciudad de Buenos Aires. Estamos debatiendo hacer un convenio con la Legislatura para hacer el traspaso”.

De no efectuarse el traspaso de competencias, el juicio por jurado sólo juzgaría los delitos menores en los que los acusados eligieran esa modalidad de juzgamiento.

–  ¿Se podría implementar el juicio por jurado antes de la transferencia de competencias?

–  Sí. Nuestra idea es que se implemente antes y empezar a entrenar y a tener experiencias con pocos delitos. La Ciudad lo que pretende es que el día que se traspase es aumentar esos 8 años de pena mínima a 15 años, como en la provincia de Buenos Aires- dice Luciana Piñeyro, de la Unidad de Implementación de Justicia por Jurados del Consejo.

La jueza Parada le toma juramento a los doce ciudadanos, ahora nombrados jueces de hecho. “En el juicio tradicional el que decide si la persona acusada por la fiscalía es culpable o inocente es el juez. En el juicio por jurado, quien dice si la persona es culpable o no culpable es el jurado; el juez técnico lo que hace es aplicar la pena porque para eso se requieren otros conocimientos que sería imposible poder explicar a un jurado no técnico”, dirá la magistrada en un intervalo.

De aprobarse la ley, el ser jurado sería una carga pública irrenunciable. Podrían ser jurados los mayores de 21 y menores de 75 años. Elegidos por sorteo de un padrón que excluye a los miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios electos y a los empleados del Poder Judicial.

A continuación harán sus alegatos de apertura la fiscalía y la defensa. Los jurados escuchan atentamente a cada uno. El salón observa en silencio. La fiscalía llevará a declarar a tres testigos, tres vecinos que asumieron con compromiso y verdadera vocación actoral los roles de víctima del presunto delito, vecina de la víctima y efectivo de la policía. La Defensa llevará a sus dos testigos, la kiosquera de la cuadra y una vendedora ambulante.

Durante la hora que durarán las declaraciones testimoniales, al lado del defensor estará sentado el supuesto acusado de usurpación. Un vecino de Mataderos que no saldrá de su dramático papel hasta el último momento. Sólo se lo verá sonreír cuando le entreguen el diploma al final del simulacro.

Cuando pase a declarar, una mujer del público comentará para sus alrededores “usurpador, usurpador”. Ante las preguntas del defensor al acusado, las cabezas del jurado rotarán como en un partido de tenis, sincronizadas de un lado al otro.

Luego de los alegatos finales, la jueza cierra la etapa del debate y los jurados se retiran del salón para deliberar. En la etapa de deliberación, el jurado, que está compuesto por personas que no se conocen entre sí, deben discutir las pruebas ofrecidas por la fiscalía y arribar a una unanimidad de voto: culpable o no culpable.  Mientras tanto, el público hace una votación paralela en una urna.

Estela, integrante del jurado, contará que hubieron posiciones disidentes pero que lograron ponerse de acuerdo por votación: diez a dos. “Creo que la variedad de opiniones puede llegar a un veredicto objetivo”, dice.

El jurado vuelve a la sala, toman asiento. Han designado un presidente del jurado que con voz clara y firme anuncia que encuentran “no culpable” al acusado. Alguien pide que lean el veredicto del público: “culpable”.

–  Hoy se vio que una cosa es la opinión pública y otra la gente que presta atención a un caso, toma las pruebas, escucha a las dos partes. Doce mentes son diferentes a una sola- dice Julián, que fue jurado.

El Congreso de la Nación, en un informe sobre el juicio por jurado incluyó a los medios de comunicación como un argumento en contra: “Ya sean diarios, televisión, radio y revistas, dan demasiada importancia a determinados casos penales por el alto nivel de audiencia y de venta que generan, lo que podría influenciar al jurado a la hora de tomar una decisión justa”.

Según informó el Consejo, en 2018 se harán simulacros como estos en cada comuna de la ciudad, con los delitos “más frecuentes o los que más preocupan” de cada barrio. Fuera del simulacro, esos delitos no serían los que obligatoriamente entrarían en la modalidad de juicio por jurados, según los proyectos de ley que intentan impulsar en la Legislatura porteña.

Fecha: 07 de diciembre de 2017

Medio: Tiempo Judicial

Ir al contenido